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La menor había comido milanesas con papas fritas. Gracias a las maniobras de reanimación de un policía pudo volver a respirar y salvar su vida.
La vida de una niña de 11 años pendía de un hilo. Se había atragantado con la comida y la desesperación entre sus allegados y los presentes era inconmensurable. Pero llegaron efectivos policiales y uno de ellos le aplicó la maniobra de Heimlich: la adolescente volvió en sí y pudo respirar con normalidad.
El hecho sucedió el jueves pasado, por la tarde, en una cafetería del microcentro porteño ubicada en Diagonal Norte al 1100. La filmación de una cámara callejera registró el momento en que, aterrado y nervioso, un hombre se agarraba la cabeza en la puerta del local. Parecía pedir ayuda, pero la gente a su alrededor no entendía qué hacer. Dentro del bar, había una niña de 11 años inconsciente. Se había atragantado con comida; minutos antes había estado ingiriendo milanesas con papas fritas junto a su padre.
Justo en ese momento, al menos tres policías que realizaban un recorrido de prevención se acercaron corriendo al lugar alertados por transeúntes. Mientras se aguardaba la llegada de una ambulancia del SAME, que estaba demorada por los inconvenientes en el tránsito que había debido a las marchas, uno de los policías procedió a efectuarle la maniobra de Heimlich a la menor, que fue retirada del local hacia la vereda para lograr una mayor ventilación de las vías aéreas.
Gracias a ese procedimiento, la niña volvió a respirar por sus propios medios y logró recuperarse. Para control, la menor fue derivada al Hospital Alemán ya recuperada de la convulsión.