Virginia Gallardo, candidata estrella de LLA fue la que le aportó un poco de color a la recorrida que no duró ni media hora.
Once minutos. Eso fue todo lo que Javier Milei necesitó para dejar su huella —o al menos intentarlo— en la costanera correntina General San Martín. Entre el calor abrasador, los cánticos exaltados y un megáfono maltrecho, el presidente recorrió la ciudad como quien pasa de largo en un desfile.
Abrazado en su icónica campera negra, desafiando los 34 grados de sensación térmica como si la moda libertaria no permitiera concesiones climáticas, Milei se abrió paso entre sus seguidores. Había banderas argentinas, leones de peluche y hasta una motosierra de cartón que, curiosamente, no quiso usar para posar en las fotitos. Tal vez porque el show ya estaba completo con su presencia y la de Virginia Gallardo, candidata a diputada nacional y ex reina del carnaval, quien acompañó al presidente con una sonrisa impertérrita digna de sus mejores épocas en los corsos.
El operativo de seguridad fue tan llamativo como inútil. Prefectura intentó contener el tumulto, pero los seguidores se abalanzaron sobre Milei como si fuera el mesías del liberalismo. Mientras tanto, del otro lado de las vallas, la contramarcha organizada por opositores al presidente reunía sus propias consignas y abucheos que no pasaron desapercibidos para el presidente que tenía un evidente mal humor durante la breve recorrida.
Milei no perdió oportunidad para arengar a sus fieles con frases sueltas: “La libertad avanza o la Argentina retrocede” o “Les pido que no aflojen, que sigamos defendiendo este camino, estamos por un buen camino”, queriendo generar una épica que lo supo llevar al poder y que ahora parece irrecuperable, aunque sin escenario ni discurso formal. El megáfono hizo lo suyo mientras el presidente saludaba desde una camioneta en movimiento, dejando claro que la campaña es más sobre gestos que sobre contenido.