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El contrabandista adujo que se mudaba a España y llevaba escondido el tesoro en dobles fondos de los contenedores.
Agentes especializados de la Dirección General de Aduanas evitaron el contrabando de 6.400 piezas fósiles de incalculable valor patrimonial. La colección fue entregada a la Provincia de Río Negro, de donde proviene la mayoría de las piezas.
En efecto, un hombre de la provincia, Julián Corsolini, había apelado a sofisticados métodos de ocultamiento para sacar la colección paleontológica del país, bajo el pretexto de una supuesta mudanza a España. Se cree que algunas piezas provienen de otros países, que Corsolini habría ingresado a la Argentina de contrabando.
El disparador del operativo fue una advertencia hecha a las autoridades de Río Negro por vecinos de Corsolini, que habían notado movimientos extraños —sin embargo, cuando el aviso llegó a la Aduana, los bienes ya habían salido del país.
Así, la Dirección General de Aduanas emitió una alerta internacional, solicitando a la Aduana de España —destino final de la exportación— la detención e inspección exhaustiva de los contenedores. La aduana española envió al puerto de Valencia especialistas en bienes culturales, que comprobaron la presencia de más de 6.400 piezas de restos fósiles.
Para esconderlos, Corsolini había apelado a dobles fondos y revestimientos de yeso y otros materiales, de manera que no fueran discernibles a simple vista. Cabe destacar, la exportación legal de piezas paleontológicas y arqueológicas requiere el aval del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL)