La casa del horror en Jujuy: restos óseos, piel y un sospechoso de ser asesino serial

Creen que el detenido, identificado como Matías Jurado, estaría detrás de la desaparición de cinco personas en el barrio Alto Comedero, Jujuy. Su modus operandi y el rol clave de su sobrino

La policía detuvo a un hombre de 37 años en la casa que ocupaba en el barrio Alto Comedero, en Jujuy, hasta donde los investigadores llegaron en busca de personas en situación de calle que habían desaparecido sin dejar rastros luego de subir a un remis con el sospechoso.

Matías Jurado tiene, al menos, tres tatuajes en el torso: una telaraña cerca del brazo y dos nombres en el pecho. Una cicatriz le recorre el estómago, en línea vertical. En la zona abdominal presenta, además, varias heridas que parecen ser corto punzantes.

Lo que encontraron en la vivienda los espantó: restos óseos y de piel humana que están siendo analizados por un equipo de fiscales liderado por Guillermo Beller, para determinar si están vinculados a esas desapariciones y otras tres ocurridas en la zona. Creen que Jurado podría configurar los rasgos típicos de un asesino serial y que podría estar detrás de cinco homicidios en los que cumplió los mismos patrones de comportamiento, según publica Infobae.

En la propiedad, el presunto homicida serial vivía con un sobrino de 16 años que dio detalles de los crímenes. El adolescente, que está siendo asistido y acompañado por la secretaría de Niñez, reveló que su tío llevaba los viernes a personas en situación de calle y que él se retiraba porque sabía que “pasaban cosas malas”.

Aún no se pudo determinar cómo se cometieron los crímenes, pero el adolescente que fue testigo del horror contó que Jurado descuartizaba a las personas que entraban a su domicilio, luego enterraba algunos restos, otros los quemaba para reducirlos y los metía en bolsas de consorcio que tiraba en basurales.

Este lunes el detenido será imputado por el homicidio de un hombre de apellido Anachuri, el último desaparecido y con quien fue registrado en video subir a un remis. La nómina la completan, en orden cronológico, hombres identificados como Ponce, Quispe, González y Sosa. Buscan su ADN en los restos hallados, incluso de sangre diluida en combustible.

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