De obra pública y acuerdos democráticos no parece haber mucho. La nueva y revolucionaria medida adoptada por el gobierno para responder a la derrota electoral contó con la presencia de gobernadores que siguen bancando la motosierra: sólo eran tres.
En el extenso y vasto mundo de la política partidaria, los gestos son tan importantes como las palabras. Sin embargo, cuando el gobierno de Javier Milei activó la flamante Mesa Federal, el gesto fue tan pequeño que apenas tres gobernadores se hicieron presentes. Sí, tres de los 24 mandatarios provinciales que representan a los y las argentinas. Lo que se vendía con pompa y circunstancia como “la mesa” que acercaría el diálogo roto del Ejecutivo con el territorio argentino, fue algo parecido a un mesa ratona.
La reunión, encabezada por el fresquísimo ministro del Interior Lisandro Catalán, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, contó con la presencia de Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Leandro Zdero (Chaco) y Alfredo Cornejo (Mendoza), quienes, casualmente, son aliados políticos del oficialismo. No hubo sorpresas: los tres gobernadores habían sellado acuerdos electorales con la Casa Rosada en sus respectivas provincias.
Desde Balcarce 50 se apresuraron a destacar que la convocatoria incluía “dirigentes aliados y no afines”, aunque una imagen vale que mil palabras: la mesa estaba completamente vacía. Es así que esta mesa federal debutó con más ausencias que presencias con una reunión de mapas de dos horas, tiempo suficiente para que los funcionarios repitieran las ya conocidas consignas de “vocación de diálogo” y “construcción de entendimientos”.