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Desde hace una semana, el pollo comenzó a desaparecer de los mercados de la ciudad de Chipalcingo, luego de diversos ataques armados y el asesinato de al menos ocho distribuidores
La posibilidad de conseguir pollo en Chilpancingo –México– es mínima. La mayoría de las pollerías están cerradas y en los principales mercados de la ciudad quedan pocos locales abiertos: venden pollo congelado.
La mañana del sábado se suspendió la distribución de pollo en Chilpancingo. No hubo aviso oficial. Fue a balazos. Un comando armado atacó una granja de pollo y asesinó al dueño, a su hija —una menor de 12 años— y a cuatro trabajadores. Otros dos empleados quedaron heridos.
Desde entonces nadie vende pollo. “No se sabe para cuándo volverán a distribuir y tampoco vemos garantías para vender”, dice una vendedora que prefiere omitir su nombre al diario El Universal.
La semana pasada asesinaron a un distribuidor en plena feria. Lo acribillaron en los pasillos. Tres días después, en el estacionamiento, atacaron a otros dos distribuidores, uno murió y el otro sobrevivió. En total van ocho ataques a distribuidores, que terminan con la desaparición del pollo de las góndolas