Confirmado: las elecciones en Tucumán serán el próximo 11 de junio
El legendario DT falleció a los 86 años. Deja una huella profunda en el fútbol argentino. Docencia, amor y respeto por uno de los maestros que tuvo nuestro deporte.
“Se nos fue Timo. Gracias por todo viejito, imposible no tenerte presente minuto a minuto. Te voy a extrañar”. La dolorosa confirmación la brindó a través de un tuit su yerno, el exfubolista Víctor Hugo Marchesini. Y así, con la muerte del maestro Carlos Timoteo Griguol el fútbol pierde a una parte gigante de su historia.
Llevaba varios días internado con un delicado estado de salud producto de un cuadro con múltiples factores, entre los que se le sumó el contagio de coronavirus a mediados de abril que derivó en una complicación pulmonar. Apenas unos días antes se había vacunado nada menos que en su amado Ferrocarril Oeste.
Fue allí, en el club de Caballito, donde forjó su página más brillante, donde puso a un club de barrio a pelear de igual a igual con los grandes, donde hizo escuela y salió campeón. Pero su legado no se limita a los triunfos (también fue campeón en Rosario Central y estuvo a minutos de consagrarse en Gimnasia), su verdadero legado estuvo en los valores, en la docencia, en lo que inculcó en sus jugadores.
“Primero la casa, después el auto” era su lema. Cuando algún jugador llegaba con un coche nuevo le preguntaba dónde estaba el bidet. Fue pionero en exigir las notas del boletín a los jugadores de inferiores y -por supuesto- el que no rendía en el colegio la tenía más difícil para jugar el fin de semana. Otra de sus exigencias era que todos los futbolistas tuvieran una ocupación vespertina.
Fue adorado por sus jugadores, respetado por los rivales y denostado por los defensores del fútbol lírico, que lo consideraban defensivo. Pero su legado fue mucho más allá de lo futbolístico, y eso lo ven todos. Por eso su partida es tan dolorosa para el fútbol argentino.