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El jugador de hockey pasó de goleador y figura en el oro olímpico de Río 2016 a representar a Alemania, marcarle un gol al seleccionado argentino, gritarlo y gastar a sus ex compañeros. De postre, declaraciones odiosas.
Gonzalo Peillat, de 31 años, figura argentina en el histórico oro olímpico de Río 2016, goleador de Los Leones y referente del equipo que en 2019 dio un portazo al seleccionado nacional por diferencias insalvables con los dirigentes de la Confederación Argentina de Hockey.
Ese mismo pibe surgido en Mitre que eligió representar al seleccionado alemán desde 2022 y que eliminó a sus ex compañeros de equipo de un Juego Olímpico al marcar un golazo de córner corto, su especialidad. Desde lo deportivo, nada reprochable: el hombre es un deportista de elite y se dedica a eso, a ganar. El tema es lo que sobrevino.
Grito eufórico de gol, exagerado para la instancia y el rival. Para coronar la afrenta, un avioncito sobrador. Enfrente, sus ex compañeros, los mismos que se partieron el lomo para que él también pudiera ganar el Oro. También su cuñado, Thomas Habif, jugador del seleccionado argentino y hermano de su esposa, la ex Leona Florencia Habif. Su familia, sus amigos, su cuna, su club formador. Pero Peillat lo vivió como una revancha personal, y así se encargó de declararlo en los 40 minutos de entrevista que brindó a los medios alemanes y también a TyC, a la Televisión Pública y al Diario La Nación, donde dejó definiciones sobre el pasado, sobre el presente y sobre el futuro. Pero sobre todo lo desnudaron ante el público argentino, ese al que -de forma despectiva- acusó de “criticar desde un sillón”.
Para dar una idea de lo doloroso de la situación, Sergio “Cachito” Vigil, ex entrenador de Las Leonas e ineludible referente del palo y la bocha, lagrimeó durante la transmisión televisiva. Pero Peillat, todo teutón, al terminar el partido elogió el modus vivendi europeo para despreciar lo argentino. Primero en lo que le compete, el hockey: “Es un país más ordenado, es así en todo. Por ahí Argentina tiene la falencia de que el técnico no sabe qué va a pasar: “Que en tres meses me echan”, “Que viene otro”, “Que me hacen la cama”. En Alemania, en cambio, les dan la seguridad al técnico y a los jugadores hasta 2026″.