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Los beneficios de las dietas nutrigenómicas se reflejan no solo en descensos o aumentos de peso, también en posibles enfermedades. La opinión de un experto.
Si el ADN es distinto en cada persona, por qué creemos que una alimentación o dieta estandarizada va a ser igualmente beneficiosa para todos. Mientras el ADN determina el modo en el que el cuerpo procesa y asimila los nutrientes, las variaciones genéticas de cada individuo influyen directamente en el metabolismo, afectando la tolerancia a ciertos alimentos y necesidades nutricionales específicas.
Al analizar el ADN, es posible identificar estos factores y crear una dieta adaptada a las características específicas de cada sujeto. Esto permite corregir desequilibrios provocados por elecciones alimentarias inadecuadas y optimizar el bienestar físico, cognitivo y emocional. Las dietas personalizadas basadas en el ADN representan un enfoque innovador para maximizar el rendimiento del organismo de manera precisa.
Según Adrian Turjanski, investigador del Conicet y director científico de Gen360: “cada persona necesita una dieta equilibrada y saludable que se ajuste a su propia biología, ya que nuestro ADN define cuál es la más adecuada para nosotros. ¿Quién no ha notado que la dieta que le funciona a un amigo no tiene el mismo resultado en uno mismo? Esto ocurre porque somos únicos, y nuestras características genéticas determinan la alimentación que mejor se adapta a nuestros objetivos individuales”.
El profesional agrega: “Hace algunos años, cuando se hablaba de nutrición, la atención se centraba en los micronutrientes y las calorías. Ya fuera para ganar o perder peso, acudíamos al nutricionista para que calculara cuántas calorías, proteínas, carbohidratos y grasas debíamos consumir. Hoy en día, se ha descubierto que los nutrientes no sólo proporcionan energía en forma de calorías, sino que también interactúan de manera estrecha con nuestros genes. Esto nos permite determinar aspectos clave como los niveles de saciedad, energía y cuál es la alimentación más adecuada para nuestro organismo”.
En la actualidad, la nutrigenética y la nutrigenómica son dos especialidades que se dedican al estudio de los genes y la nutrición, que abordan las singularidades alimenticias. Mientras la primera se enfoca en identificar, mediante un test de ADN, las variantes genéticas de cada persona relacionadas con la nutrición. La nutrigenómica tiene como objetivo tomar decisiones alimentarias basadas en el conocimiento de estas variantes.
Conocer cómo funciona nuestro cuerpo y cómo inciden los alimentos a un mejor desempeño conlleva múltiples beneficios. Por ejemplo, en personas con predisposición a enfermedades cardiovasculares, una dieta mediterránea (rica en frutas, vegetales, legumbres, frutos secos, semillas) contribuye en la reducción del colesterol LDL (malo) y aporta compuestos bioactivos que disminuyen los radicales libres y aumentan la producción de óxido nítrico, sustancia responsable de la vasodilatación y salud arterial.
Para quienes tienen tendencia a la obesidad, o diabetes tipo 2, el ayuno intermitente y aumento del gasto energético son recursos beneficiosos, ya que mejoran la sensibilidad de la insulina y compensan la ingesta calórica excedente por la afección genética en la regulación del apetito. Esto es particularmente relevante para aquellas personas que poseen variantes genéticas en las hormonas encargadas en la regulación de la ingesta de alimentos, apetito y metabolismo de lípidos.
Incluso, quienes optan por una alimentación vegetariana o vegana deben tener en cuenta su composición genética para detecta cómo opera la asimilación de la vitamina B12, para evitar anemia y afecciones vinculadas al sistema nervioso. Si bien se trata de una vitamina que se concentra en los productos de origen animal y sus derivados, determinadas variantes genéticas analizadas han evidenciado problemas en su procesamiento, por lo que resulta necesaria su regulación, ya sea un déficit que requiere suplementar o bien disminuir la cantidad de vitamina B12, ya que en exceso puede causar dolor de cabeza, náuseas, vómitos y Diarrea.
Según Turjanski, profundizar en el ADN es necesario incluso para que el cuerpo médico aborde la singularidad de cada paciente, conocer las variantes genéticas permite:
– Evaluar los riesgos y beneficios de consumir ciertos alimentos.
– Personalizar dietas que prevengan enfermedades según la predisposición genética.
– Aumentar la eficacia de los planes alimentarios orientados a la pérdida de peso sin comprometer la salud.
– Ajustar las dosis de suplementos como la vitamina B12, cuando sea necesario.
– Optimizar el rendimiento energético y la recuperación en deportistas.
– Incorporar más alimentos antioxidantes y antiinflamatorios en personas con predisposición genética a la inflamación.
Sobre GEN360 (www.gen360.com.ar ): Es un test genético desarrollado por Bitgenia junto a Manlab (www.manlab.com.ar ); quien lo comercializará a través de sus socios bioquímicos en todo el país.
En Capital Federal podes encontrar el test disponible en todos las sedes de CentraLab. (www.centralab.com.ar)