El día a día del Diez, martes 5 de octubre: hisopado y temblores

Después de haber echado a Luque, a Maradona lo convencen de hisoparse con los médicos de Gimnasia. Además de seguir deprimido, notan un temblor en las manos que preocupa al doctor Luque, quien no descarta un posible parkinson. Morla y Verónica Ojeda comienzan a preocuparse por el deterioro de Diego.

Luque, sigue igual que el otro día. Ni vengas”. El mensaje de Pomargo al médico, quien estaba a la espera para ver si tenía que acudir a la casa de Maradona con los médicos de Gimnasia que lo iban a hisopar, es lapidario. Pero más allá del hisopado para descartar un posible covid, Luque tiene una charla con Pomargo después de haber detectado un temblor en las manos de Maradona.

Leopoldo Luque: -Con esa pastilla (quetiapina) y ese temblor, más el alcohol, es una bomba de tiempo. Se lo tenemos que decir, estoy preocupado.
Maximiliano Pomargo: -Yo también, está peor que nunca. Deprimido, tomado y en caída libre.
Luque: -Hay que tener en claro si tiene o no tiene Parkinson.
Pomargo: -¿Y cómo hacemos si ni siquiera se levanta? Recién se tomó medio tarro de Rapilax.
Luque: -Hay que hablarlo, pero le chupa un huevo.

Este diálogo, que consta en el expediente y está en manos de los fiscales, es una bisagra. Maradona estaba pésimo, deteriorado, y no mejoraba. Durante todo el año Diego tenía fuertes recaídas, pero las alternaba con días de buen humor y actividad física. Ya no estaba pasando.

¿La familia? Poco y nada. Solo Jana iba a visitarlo, y Verónica Ojeda se hacía presente con Dieguito Fernando y su psicopedagoga. El hijo más chico de Diego fue, en el último tiempo, una de las pocas motivaciones que Diego tenía para levantarse, aunque también cuando el humor no era el mejor, su hijo no era recibido. De Dalma y Gianinna, no hay registros por estas horas, y Matías Morla empieza a preguntarle a Luque que le estaba pasando a su representado. 

“Hay que bajarle la quetiapina, le da rigidez” dice Luque y baja línea. En un claro rol de médico de cabecera, Luque comienza a tener diálogos cada vez más constantes con Agustina Cosachov, la psiquiatra. Cosachov había podido cambiarle la medicación a Maradona para que pueda dormir, y redujo notoriamente la ingesta de medicamentos en su paciente.

La salud de Maradona, como iba a ser un mes después en la operación de su hematoma subdural, iba a dejar de ser como fue. Hasta estos días, los diálogos sobre la salud de Diego eran entre Maxi Pomargo, que pasaba los reportes de lo que pasaba en la casa, y Leopoldo Luque, quien se comunicaba con los distintos médicos según la necesidad.

Sin embargo, ante tamaño deterioro, y sensaciones de que podía pasar algo aún más grave, comienzan a planear una reunión familiar con todos los hijos de Maradona, algo que era una obligación…

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