El rol de la educación permanente en la brecha salarial entre hombres y mujeres

Las mujeres ganan un 16 por ciento menos que los hombres, aún si hacen el mismo trabajo dentro de una misma empresa. La Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral analiza estos números y propone soluciones.

El 18 de septiembre fue el Día Internacional de la Igualdad Salarial, una fecha que nos enfrenta a la numerosa evidencia de la innegable disparidad en la distribución de los salarios. Los datos que refleja la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el INDEC en sus distintos informes indican que en Argentina hoy las mujeres ganan por hora un 16% menos que los hombres, incluso realizando la misma ocupación, en el mismo sector e igual cantidad de tiempo, en empleos que comparten las mismas características como la formalidad o el tamaño de la empresa.

Se trata de un hecho que se sostiene en el tiempo, a pesar de los múltiples intentos por achicar la brecha, y es producto de “la transformación histórica de la modalidad de trabajo que trajo la Revolución Industrial, pasando por el avance en materia de desarrollo de derechos sociales y políticos entre 1963 y 1973, volviendo a caer al momento de la diversificación del trabajo”, asegura la Lic. Sol Herrera Prieto, Directora de la Academia de Entrenamiento y Desarrollo de la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral.

Según la especialista, “las variables que componen esta brecha son muchas: participación laboral, tipo de ocupación, nivel educativo, participación en la toma de decisiones y fundamentalmente los salarios, éstos no han acompañado nunca el desarrollo de las mujeres en el mercado laboral”. Pero sobre todo, a nivel social, las mujeres suelen buscar trabajos más flexibles y compatibles con las demandas domésticas y la dinámica familiar, esto las ubica en un panorama laboral en empleos de menor calidad y de menos horas, resultando también en ingresos inferiores.

Ante esto, “nos apremia como sector observar y revalidar la formación entre las mujeres, tanto para achicar la brecha desde lo cultural como desde lo económico: para que las mujeres puedan formarse de manera igualitaria y competir con los hombres, bajo las mismas condiciones sin importar lo que culturalmente las condiciona (hijos, casa, familia y su responsabilidad de cuidado); y para que el mercado laboral deje de lado las justificaciones invisibles sobre ese 16% menos que las mujeres perciben en comparación con sus colegas varones, formados igual que ellas, con las mismas competencias y acreditaciones académicas”, expresa Herrera Prieto.

En este sentido, la referente de la Cámara Argentina sugiere que el sector de la educación -sobre todo de la permanente- tiene un rol fundamental como promotor de un cambio de mentalidad y compromiso del sector laboral, y también en materia de políticas públicas que acompañen en la diversificación del trabajo con las mujeres, por ejemplo: revalorizando aquellos proyectos formativos que enaltezcan las cualidades de las mujeres que los abordan, y que las conducen mejor y más capacitadas al mercado laboral, sin dejar de lado el status formativo equitativo a la hora de charlar remuneraciones justas.

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