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La selección de Futsal para jugadores con síndrome de Down cayó derrotada frente a Brasil en la final La emoción del plantel y una crónica con enviado especial a Lima.
Brasil es una máquina. Arrasó en todos los partidos previos. Ganó sus partidos marcando de a decena o docenas. Tuvo al goleador del Mundial y al Mejor Jugador. Los Halcones (la selección argentina de Futsal para jugadores con Síndrome de Down) sabían que el partido sería difícil. Aún así, tuvieron un partido más que digno y cayeron 5 a 1. Y es un subcampeonato que se festeja. Por el sacrificio, por la humildad, por la inclusión, por la falta de presupuesto y porque vencieron a las adversidades. El deporte es la herramienta de amor más poderosa.
Aquí, en el imponente Velódromo de Lima (Videna), que queda junto al predio donde concentra y entrena la selección peruana (y donde entrenaron los jugadores argentinos) hay algo de desazón pero mucho de emoción.
El plantel, comandado por el talentoso rosarino Gastón Torche (“mi jugador favorito de todo el mundo”, definió el relator de la ceremonia de premiación; el cuerpo técnico encabezado por Roberto Salazar; la dirigencia a cargo de Gustavo Gaik y los familiares (un papá y un hermano) se abrazaron en un solo cuerpo cuando escucharon el nombre de Argentina y subieron al podio a recibir el premio.
En medio de la ceremonia fue el propio Torche quien tomó la palabra. Atrás suyo, tres jugadores más agarraron el micrófono para dos cosas: declarar el amor a sus papás/mamás y a su país, ese que llevaron al segundo lugar del mundo.
Había que ver al arquero llorando por su abuelo muerto durante la pandemia por Covid. Mucho más había que ver a sus compañeros consolándolo a puro abrazo. Una postal emotiva y elocuente de sacrificio. Mientras tanto, los colegas brasileños reconocían el esfuerzo de sus contrincantes con aplausos y saludos.
En el vuelo de Aerolíneas que los trajo de regreso, el AR1365, también vino la delegación uruguaya, que siguió luego hacia Montevideo. La tripulación de la aeronave, al momento del despegue, pidió un aplauso para los subcampeones mundiales. Y el avión aplaudió. Allá, en el fondo del avión, donde estaban los jugadores, se escuchó un grito que sonó a emoción: “Argentina, Argentina”.