Confirmado: las elecciones en Tucumán serán el próximo 11 de junio
El reclamo por el fotógrafo Pablo Grillo marcó el pulso de la manifestación. La movilización se desarrolló de forma pacífica, aunque con algunos incidentes aislados y violentos marginales.
El Gobierno intentó de todas las maneras posibles evitar la masiva manifestación en apoyo a los jubilados. No lo logró. A pesar de las amenazas de “represión” por altoparlantes en las estaciones de trenes, las requisas en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires y el exagerado despliegue policial en el Congreso, miles de personas se movilizaron pacíficamente en contra del modelo de ajuste de Javier Milei.
Tras la salvaje cacería de la semana pasada, en la calle se sintió una tensión permanente durante toda la jornada. Las mismas personas que marcharon se ocuparon de cuidarse de las provocaciones de las fuerzas de Seguridad e, incluso, identificaron algunos infiltrados y los echaron de las columnas.
Pese al vallado, los cortes de calle y los casi 2000 efectivos de las fuerzas federales y de la policía porteña desplegados, los manifestantes fueron copando desde temprano el epicentro de la movilización. Marcharon columnas de organizaciones sociales (como la UTEP y Barrios de Pie), gremios de la CGT (como La Bancaria, la UOM, la CATT), las dos CTA y la izquierda. El protagonismo, igualmente, fue de los jubilados y las jubiladas. Muchos de ellos autoconvocados, otros organizados en las agrupaciones que todos los miércoles se congregan frente al Congreso.
Se cantó contra el FMI, contra el Presidente y contra su ministra de Seguridad. También se pidió la recomposición de las jubilaciones y el fin de la represión a la protesta social. Todo se hizo en paz: en todo momento, los que marcharon dieron cátedra de cómo controlar la calle, la última obsesión del Gobierno.