El presidente se amparó en la “libertad de expresión” y negó cualquier responsabilidad institucional por un retuit que expuso al niño con autismo a hostigamiento masivo, mientras la familia exige justicia y el contenido sigue publicado.
En un gesto que dejó al descubierto una vez más su costumbre de esquivar responsabilidades, el presidente Javier Milei presentó ante el Juzgado Federal N°4 de La Plata un extenso descargo en la causa iniciada por la familia de Ian Moche, el niño de 12 años con autismo que se convirtió en referente por los derechos de las personas con discapacidad.
La demanda, tramitada como acción de amparo, busca que el mandatario retire de su cuenta oficial de X -con tilde gris, reservada a jefes de Estado- un retuit que, según la querella, lo agravió y lo expuso a una campaña de hostigamiento y amenazas a través de las redes sociales.
El episodio se originó en pleno debate de la Ley de Emergencia en Discapacidad, cuando Milei retuiteó una publicación que mostraba a Ian junto a Sergio Massa, Cristina Kirchner y el periodista Paulino Rodrigues, insinuando que el niño era utilizado con fines partidarios. Poco después, replicó otro mensaje con insultos a un periodista que había consultado si borraría el contenido. El tuit concluía con la frase violenta “Domada a periodista basura” y las siglas “NOLSALP” (“No odiamos lo suficiente a los periodistas”). Pese al repudio, el contenido sigue publicado y nunca hubo disculpas ni gestos hacia la familia del menor.
Lejos de ser un episodio aislado, el ataque virtual dio inicio a una ola de acoso contra Ian y su entorno: en redes se divulgaron fotos de su casa, datos personales y hasta el nombre de la escuela a la que asiste. Su madre, Marlene Spesso, lo describió con crudeza: “Como familia tomamos la decisión de decir basta a los ataques y a la violencia. Vamos a esperar que la Justicia actúe”. La defensa presidencial, sin embargo, se centró en desligar a Milei de cualquier responsabilidad institucional.