Confirmado: las elecciones en Tucumán serán el próximo 11 de junio
Fue tras la denuncia de la directora del colegio primario al que acuden los niños en Canning. Para la fiscal que intervino en el caso no hubo delito. El futbolista iniciaría acciones legales contra la funcionaria escolar
La información en crudo llegó a las 16.32 de este martes y causó estupor. Avisaba que los hijos de Miguel Borja estaban ante profesionales del área del Servicio de Niñez del partido de Ezeiza tras una denuncia por maltrato infantil contra el futbolista de River Plate que había hecho la directora del colegio primario al que van los nenes en la localidad de Canning.
Dos horas después, y con la Justicia interviniendo en el caso, el informe de los especialistas determinaba que los niños “no sufren ningún tipo de violencia”, por lo que fueron entregados a sus padres.
Todo comenzó poco antes de las 16, cuando en la Comisaría de la Mujer y la Familia de Ezeiza se presentó la directora del colegio al que acuden los dos hijos menores de edad de Borja. Ante las autoridades, la mujer relató lo que había sucedido en la escuela horas antes. Dio detalles tremendos de lo que comentó el menor de los niños del futbolista, quien en llanto le pidió a la maestra: “No hablen con mi papá porque me pega”.
La situación se habría desencadenado luego de que la maestra de curso le llamara la atención al pequeño y lo notara angustiado. Tras la súplica entre lágrimas del menor, en base a la denuncia a la que accedió este medio, el chico agregó que, tanto él como su hermano mayor, en su casa sufrían violencia física y dijo que “sus padres les pegaban con cintos en las piernas”.
Ante esto, de inmediato los policías dieron aviso al Servicio local de Niñez de Ezeiza, desde donde se dispuso que se les realice a ambos hijos del futbolista colombiano un examen médico. Para ese entonces los chicos ya estaban acompañados por su mamá.
Eran las 17.25 cuando la información generó un vuelco en el caso: había finalizado la entrevista del grupo familiar con los especialistas y de allí surgió oficialmente que “los niños no sufren ningún tipo de violencia por parte de los padres”.