Confirmado: las elecciones en Tucumán serán el próximo 11 de junio
Tras algunos minutos de tensa discusión, los empleados municipales le dejaron la canasta y el vendedor se alejó. El intendente felicitó a los inspectores. MIRÁ EL VIDE
En Pinamar se vivió una curiosa situación en la playa, cuando inspectores municipales se acercaron a un vendedor de churros y -por supuesta falta de habilitación- quisieron confiscarle su mercadería: una canasta con churros y bolitas de fraile.
En ese momento, un grupo de turistas salió en defensa del trabajador playero y comenzaron a discutir y forcejear con los empleados municipales al grito de “Déjenlo laburar”. Otra persona propuso comprarle toda la mercadería al joven, atónito ante la solidaridad de los veraneantes.
Finalmente, los empleados le dejaron la canasta y el vendedor se alejó. El intendente, Martín Yeza, luego publicó unos tuits para explicar lo sucedido, y dijo que se trata de “un orden entre la oferta y la demanda”, y agregó: “Porque la gente viene a descansar, no a escuchar gritos de Helado, Helado en la playa”. Su explicación mereció unas cuantas respuestas ingeniosas.