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La paridad fue el factor común durante los 120 minutos que se jugaron, en una noche con mucho calor en Paraguay. El festejo final se terminó trasladando a Córdoba. La frustración viajó para Núñez.
Ni siquiera en los penales pudo acertarle al arco River. Después un 0-0 en el que casi no inquietó a Guido Herrera y de fallar cuatro de seis remates, entre ellos el hasta hoy infalible Gonzalo Montiel, el equipo de Marcelo Gallardo dejó pasar la chance de festejar la Supercopa Internacional ante un Talleres que estuvo abajo en toda la serie, pero que no desaprovechó su primera oportunidad y celebró su primer título a nivel nacional.
Su reciente caída ante Talleres de Córdoba en la Supercopa Internacional, disputada en Asunción, extendió a siete la cantidad de tandas consecutivas perdidas, evidenciando un patrón de ineficacia desde los doce pasos. El equipo dirigido por Marcelo Gallardo empató 0-0 en los 90 minutos y en el tiempo extra, pero volvió a sucumbir en la tanda de penales, cayendo 3-2.
El partido se jugó como una final: mal. Muy mal. Trabado, con muy poca lucidez en una cancha que era un picadero y bajo un calor y una humedad extremas. No es demasiada excusa, especialmente para un River que se reforzó con nombres de muchísimo peso, que gastó decenas de millones para armar este plantel en los últimos dos mercados y que ayer consumó un récord negativo: por primera vez en toda la historia del club, comenzó un año con apenas siete goles convertidos en sus nueve partidos iniciales.
Los murmullos ya se dejan oír entre la parcialidad millonaria, que espera más de un plantel cotizado y experimentado y del DT más ganador de la historia del club.