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El corazón de Maradona será un punto clave a debatir en esta etapa de la investigación. La interpretación de la junta médica resultó clave para que la fiscalía cambie la caratula de la causa, pero los acusados denuncian una interpretación sesgada y manipulada.
¿”Tenés miedo de ir en cana solo?” le preguntó Sebastián Nani -jefe de Cardiología de la Clínica Olivos– a Leopoldo Luque el 2 de Febrero del año 2020, en uno de los dos chequeos generales que Maradona se realizó durante ese año.
Lo que fue un chiste entre colegas, terminó siendo una cruel premonición: hoy uno de los debates principales en la causa que investiga la muerte de Diego Armando Maradona es saber si Diego era un paciente cardíaco crónico, o si simplemente murió de un infarto agudo repentino.
17 de los 22 peritos que participaron en la junta médica -oficiales y de parte- coincidieron en que Maradona era un paciente cardíaco crónico, que debió ser tratado bajo ese diagnóstico por su equipo médico. “Hicieron un subdiagnóstico equivocado”, se expide la junta en sus conclusiones a la hora de evaluar el tratamiento médico del ídolo.
Los argumentos para sostener esa hipótesis son varios. En primer lugar, recogen estudios cardíacos de Maradona entre los años 2000 y 2007, en donde Diego, después del recordado episodio en Punta del Este donde casi pierde la vida, quedó con un corazón funcionando al 30 por ciento. Por otra parte, sostienen que su corazón pesaba el doble de lo normal, y que las paredes del mismo estaban delgadas, dando cuenta de una miocardopatía.
Ahora bien, los médicos de cabecera de Maradona, con Leopoldo Luque a la cabeza, sostienen todo lo contrario a esas interpretaciones.
El médico de cabecera de Maradona era neurocirujano. Ni siquiera médico clínico. Es por eso que, según consta en el expediente, le realizó dos chequeos generales a Maradona durante el 2020, uno en febrero en la clínica Olivos, y otro en la clínica IPENSA en Septiembre. En ambos hubo un control cardiológico que no arrojó ningún resultado que le llamara la atención a los especialistas del corazón. La defensa de Luque insistirá con que sean citados a declarar los cardiólogos que atendieron a Maradona el último año de su vida, para que den su parecer ante la justicia.
Por otra parte, la defensa de Luque detalla que Maradona estuvo 10 días internado en terapia intensiva en la clínica Olivos, monitoreado por médicos intensivistas en el pre y post operatorio de su cirugía en la cabeza. Ningún médico tampoco advirtió allí sobre una lesión en el corazón de Diego.
Para Luque y Cosachov, el corazón de su paciente muerto mostró una cosa, pero en vida no hubo ningún signo ni síntoma que hagan dar cuenta de una cardiopatía crónica, como afirma la junta médica. Estas contradicciones deberán ser dirimidas en un hipotético y casi seguro juicio oral.
Los peritos de la junta médica que afirman la cardiopatía crónica de Maradona serán citados a declarar para que defienda su tesis, con los abogados de los médicos imputados listos para repreguntar. Por su parte, las defensas de Luque y Cosachov confían en que los jueces tengan en cuenta los estudios cardiológicos de Maradona en el último año, algo que hasta el momento no sucedió.