Confirmado: las elecciones en Tucumán serán el próximo 11 de junio
Un 20 de octubre de 1976 Argentinos Jrs. recibía a Talleres de Cba., y en el segundo tiempo se produciría el hecho que cambiaría la historia del fútbol argentino.
Cuando el DT Juan Carlos Montes lo eligió, la varita mágica ya lo había hecho mucho antes. Diego Armando Maradona, un morochito esmirriado de apenas 15 años (cumpliría 16 diez días más tarde) se preparó para entrar a la cancha para demostrar todo lo que se decía de él: que era un crack, un fenómeno como pocas veces se había visto.
Para restarle dramatismo a la situación, Montes le susurró al oído. “Vaya y haga lo que usted sabe: entre y si puede tire un caño”. Maradona, que solía tomarse las cosas al pie de la letra, recibió la primera pelota de la tarde y le tiró un tubo limpio al experimentado Juan Domingo Cabrera.
Dieguito, que era una sensación en Los Cebollitas, animaba los entretiempos del Bicho haciendo jueguito. Cuenta la leyenda que había hinchas de otros clubes que pagaban la entrada solo para verlo hacer malabares durante el tiempo de descanso. Pero las leyendas a veces son exageradas. Si nos dejamos llevar por ellas, aquella tarde en el estadio de la calle Boyacá había cientos de miles de espectadores mirando el partido.
El 20 de octubre de 1976, La Paternal fue testigo de un hecho histórico, trascendentes, un hecho que cambió la historia del fútbol para siempre: el debut de más grande jugador que haya dado esta tierra.