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Quiénes y por qué lideran el lobby dolarizante. Qué consecuencias tendría para el país. Similitudes con 2001 y qué significa para la economía argentina.
Mientras muchos economistas comparan la brecha entre el dólar oficial y el paralelo con lo que sucedía en agosto de 1989, lo que se demuestra es que hay un ataque fuerte contra la moneda nacional, y no es por emisión monetaria para financiar déficit fiscal (como aseguran economistas ortodoxos) y tampoco por el exceso de liquidez: durante el último año de Mauricio Macri hubo emisión cero y déficit cero e igual hubo inflación.
El ataque al peso está liderado por el instituto que comanda Steve Hanke, muy amigo del exministro Domingo Cavallo, y lo que buscan -según artículos publicados los últimos días- es que Argentina se deshaga del peso y lo ponga en un museo.
El economista Steve Hanke lidera la embestida dolarizante.
La realidad es que lo que se busca es instalar la dolarización, dejando de lado la política monetaria y la soberanía que tenemos los argentinos. Esto no es legal. La moneda representa el crecimiento económico y el desarrollo. Cuando un país crece la emisión monetaria es la herramienta para aceitar ese crecimiento. Esa emisión es una ganancia para los argentinos que se nota a través de la inversión, la educación o donde el Estado considere que debe invertir: puentes, investigación o tecnología.
SI dejamos de lado la soberanía monetaria, esa emisión sería con dólares, y esa ganancia llamada “señoriaje” sería para Estados Unidos. Más allá de esto, que tiene carácter histórico, para poder obtener una dolarización deberíamos tener ajuste fiscal, y para eso incurrir en un ajuste de 5 puntos del PBI, equivalente a un billón de pesos, que pasarían a ser un billón de dólares y acarrearía una fuerte devaluación, además de licuar los depósitos en pesos.
Lo más interesante es reemplazar todo el circulante, que sería 8 puntos del PBI, algo así como 6 billones de pesos que también requerirían una fuerte devaluación para poder reemplazarlos. Simplemente se traduce que un trabajador promedio, que en Estados Unidos gana 2.000 dólares, en una Argentina dolarizada ganaría 250 dólares. Eso es la dolarización.
La crisis bancaria de 2001 es un buen espejo para ver cómo opera la dolarización.
Para ver la dolarización nos alcanza con ver el final de la convertibilidad. Una economía dolarizada con bancos emitiendo dinero a través de la tasa de interés cuando se produzca una crisis que demande una emisión monetaria generaría una corrida tan grande como efecto estampida similar a la de 2001.