“Es hora de entender que ‘Mogólico’ no es un insulto”

Trazamos recorrido por las distintas denominaciones al Síndrome de Down y se sobrevuela la polémica suscitada por el influencer Santi Maratea por el uso de la palabra “mogólico” como insulto. POR SEBASTIÁN REMAGGI

En semiología tenía un profesor que decía: “La lengua tiene un carácter fascista porque nos obliga a nombrar a la cosas de una manera única y determinada”. Por ejemplo, una tabla sujeta en sus cuatros patas es conocida como “mesa”, y cada vez que escuchemos o leamos esa palabra ese significante va estar sujeto a esa palabra. O si decimos “perro” o “gato” el sonido remitirá a la imagen del animal, ahora, si nos tocara describirlos, tendríamos discrepancia en relación a los colores, las formas, el tamaño, porque no todos imaginaríamos el mismo tipo de raza, pero sí estaríamos de acuerdo en el tipo de animal del que estamos hablando. Acá es cuando empieza actuar que “el carácter social de la lengua” que le da significado a las palabras, producto de convenios culturales.

Así como acordamos taxativamente el uso de determinadas palabras para describir acciones, objetos, y sujetos, apelamos al mismo para insultar a una persona o varias. Hace pocos días, se puso en debate la utilización del término “mogólico” como insulto, mediante la intervención de un conocido influencer, que mediante un video en que le consulta a sus seguidores “… ¿queda ahí, la dejamos pasar, es un código de Twitter decir mogólico como insulto, ya fue? ¿O no?” Sin embargo, este debate comenzó mucho antes.

El término “mogólico”, nace en 1886 a través del médico británico John Langdon Haydon Down, quien se lo designó para describir el síndrome de Down (como se lo conoce posteriormente), dadas las similitudes en el rasgado de los ojos y otras similitudes físicas, con los grupos nómades de Mongolia. Down consideraba a los nómades de Mongolia “primitivos” y “poco evolucionados”. Como la mayoría de los investigadores de la época creía en la evolución de las especies, lo cual lo llevaba a concluir que aquello que era materia de su investigación estaba meramente relacionado con un proceso de “involución” humana. Además consideraba que ciertas enfermedades de los padres podían originar este síndrome, o mismo señaló que la tuberculosis durante el embarazo podría ocasionar que padres europeos tuvieran hijos orientales.

“Si usás mogólico como insulto estás discriminando”. ASDRA es tajante.

Volviendo 55 años a nuestro presente sigue estando presente la palabra “mogólico” como insulto, de modo discriminatorio y comparativo, a personas con discapacidad intelectual. ASDRA se ha cansado de pedirles a los miembros de nuestra sociedad que esta expresión deje de utilizarse, debido a que “en muchos casos sin saberlo, hacemos referencia a este origen. La palabra mogólico suele usarse para insultar haciendo referencia a la falta de inteligencia de la persona a la cual se dirige. Es decir, sitúa a los individuos en parámetros de normalidad-anormalidad y entiende a la discapacidad intelectual como algo fuera de lo normal, incorrecto u objeto de burla.”

Las redes sociales son un gran avance en la comunicación, pero traen consigo las estigmatizaciones y malas expresiones, que cuando no existían se hacían de manera privada o dentro de un grupo reducido. Pero ahora se realizan de manera pública y masiva, transformándose en un fenómeno incontrolable. Con las mismas aparecieron los creadores de contenidos, llamados “influencers”, que ante la obligación de publicar ante su masa y poder tener redito comercial, terminan trasmitiendo mensajes provenientes de sus “prejuicios”, y eso se convierte en una polémica redituable: cuanto más “conocidos”, más seguidores obtienen y más ganancias comerciales obtienen.

Pero problema no radica 100% en el “mensajero”, sino el “mensaje” que ya estaba latente en nuestra sociedad y en las redes, de manera visible en cada “tweet” en que era utilizada la palabra “mogólico” como insulto.

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