El mundo al borde del abismo

Movimientos acelerados; el mapa geopolítico se complica y -según el análisis experto- se aproxima una peligrosa tormenta perfecta.

¿Quién puede saber lo que sucederá en el futuro? A cada instante lo que pensamos o pretendemos está girando como una moneda en el aire. Siempre me gusta recordar ese refrán que dice “cuéntales tus planes a Dios para que el se ría”. Es verdad que si bien muchas de las variables no las manejamos (aunque pensamos que podemos controlarlo todo) también es cierto que actitudes y movimientos generan muchas veces lo que pensábamos que iba a suceder. No todos los días pinchamos una rueda camino al trabajo.

¿Cuántas veces estuvimos al borde del abismo sin haberlo imaginado?, se pregunta Repetto

¿Cuántas veces estuvimos ante una situación impensada delante de nosotros sin siquiera incluso darnos cuenta de que “eso” venía hacia nosotros, pero por motivo X finalmente no sucedió?. ¿Cuántas veces estuvimos al borde del abismo sin siquiera imaginarlo ni planificado?. Creo que la pandemia podría ser un buen ejemplo ¿no?

La pandemia como ejemplo más cabal de lo inesperado

Por estos días viendo lo que sucede en nuestro mundo percibo movimientos que me generan esta misma pregunta. Hace un tiempo les comentaba que la pandemia adelantó muchas de las situaciones que la dinámica global hacía que pudiéramos preveerlas para más adelante. El futuro se hizo presente y compartía la aceleración de las decisiones geopolíticas en torno a dos superpotencias como China y Estados Unidos.

En estas horas la escalada continúa acelerándose. Hay un ingrediente que estuvo presente en la escena internacional en los últimos cuatro años y hace que lo racional quede fuera de todo margen, que los movimientos de riesgo calculado puedan ser tomados por sorpresa. A ese “condimento” lo llamo “lo impredecible”.

La personalidad de Trump pasó a ser un riesgo incluso para su país

La llegada al poder de Donald Trump y su personalidad impredecible pasarían a convertirse en algo peligroso no solo para su país sino para el resto del mundo a partir del rol que por acción u omisión lleva Estados Unidos en el tablero global.

Esto pudo verse en grandes sucesos como fue haber pateado el tablero del acuerdo climático de París; apartarse del acuerdo internacional que le puso freno al desarrollo nuclear de Irán; su política hacia su ex socio europeo; salir de la OMS en plena crisis sanitaria mundial o la decisión de retirar sus fuerzas militares en distintos puntos del planeta son decisiones es que perjudicaron incluso a EE.UU.

Trump pateó el tablero en la Cumbre por el Cambio Climático de París

Si bien en los tiempos que corren pensar en las elecciones presidenciales de EE.UU. del próximo 3 de noviembre parecen siglos por venir, es justamente esa sensación de que todo puede estar por suceder, lo que me obliga a preguntarme si no estamos al borde del abismo.

La tensión con China se aceleró en estos días de manera impensada, y no me refiero a los movimientos militares del Pentágono con sus portaaviones frente a ese país ni a las compras y cambios militares de los aliados de Washignton en la región, sino por la clara decisión de Estados Unidos de colocar a China en el lugar que alguna vez tuvo Rusia, al reconocer una nueva y actual Guerra Fría con Pekín a lo que se suma la orden de cerrar un consulado chino en Houston por vincularlo a actos de espionaje.

A partir de ahora la movidas pueden generar cada vez menor margen de maniobra para ambos países siempre sin olvidar el rol de lo impredecible y el momento que políticamente está viviendo Estados Unidos. Todos los condimentos se están juntando para una tormenta perfecta.

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