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Un análisis pormenorizado del anuncio del gobierno respecto de los peajes, la construcción de rutas y su financiación. POR ANTONIO LUIS MARTÍNEZ, Ingeniero civil especialista en vías de comunicación y seguridad vial.
Para analizar el anuncio efectuado por el vocero Manuel Adorni debo retrotraerme al año 1936, cuando se creó la Dirección Nacional de Vialidad, con la premisa fundamental de, “el camino lo paga el que lo usa”. Así pues se estableció un impuesto aplicable a las destilerías de petróleo, dónde se grababan solamente las naftas y el gasoil, impuesto fácilmente controlable, cuyo importe total lo cobraba la DNV, como ente autárquico nacional y destinado a estudios y proyectos, conservación de rutina y construcción de obras nuevas en la red nacional.
Así se licitaban las obras entre las empresas que debían tener su capacidad técnica y financiera al día, para poder participar en licitaciones públicas, solo en la que los presupuestos oficiales fueran inferiores a su capacidad, otorgada por el Ministerio de Obras, Publicas, exibiendo 5 últimos balances, obras realizadas, listado de equipo propio y alquilado para esa obra. (¿Así lo hizo Lázaro Báez?. Seguro que no, y el resultado está a la vista)
En mis comienzos -años 1968/ 69- como jefe de obra y representante técnico de la empresa adjudicataria de la obra de RN12. tramo Gualeguaychú – Brazo Largo, supe que el flujo de fondos del impuesto a los combustibles establecido por la mencionada Ley había permitido la creación de las Direcciones Provinciales de Vialidad de todo el país, destinadas a atender la red secundaria de las rutas provinciales, es decir mantenimiento y construcción de obras nuevas.
Aún así ingresaban anualmente importes muy superiores por el impuesto a los combustibles que lo que se licitaba y/o estaba en construcción ese año. Por ejemplo, 900 millones de dólares/año contra egresos totales 300 millones de dólares de aquella época.
El Gobierno nacional, siempre deficitario, le quita la autarquía a la DNV y los fondos pasan a ser administrador por el Tesoro Nacional, con la consecuencia del progresivo empobrecimiento de la DNV y la DPV.
Así comenzó el deterioro de las rutas y la falta de obras viales nuevas, y además se crearon nuevos impuestos espurios, como ser: impuesto al kerosene, que no es un combustible automotor, a las cubiertas de caucho de autos y camiones, el impuesto del 5% del valor de los 0km, denominado ” fondo para la construcción de autopistas”.
En 1989 se licitan, por el sistema de peaje, 10.000 Km de rutas nacionales, un sistema costoso ya que el 16% de la recaudación por cabinas de peaje ,era el costo administrativo del sistema: contadores, supervisores ,tesoreros, jefes de estación, movilidades, costo de recaudación en bancos, etc…
Este fracaso general el gobierno pretende arreglarlo con un nuevo sistema “transparente” , dijo Adorni. Si pensamos que una ruta de 2 carriles en 7,30 mts de ancho cuesta aproximadamente 2 millones u$s /Km.
No creo que una empresa financie gratis ninguna obra a cobrar luego de terminarla , y además en cuotas mensuales con una tarifa de peaje, por lo tanto no considero que sea un éxito.
Espero que alguien del gobierno, con conocimiento del tema, asesore al presidente y vuelvan a poner vigente la original ley Vialidad Nacional de 1936, cumpliendo la premisa básica “El camino lo paga el que lo usa”